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‘No quisiera que otra persona pasara lo que yo viví’, dice afectada en Colón

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La provincia de Colón no estaba recuperada del todo tras las violentas protestas del pasado mes de octubre que se dieron en contra de la Ley 72, que avalaba la venta de terrenos de la Zona Libre de Colón, cuando una nueva tragedia la volvió a azotar.

El viernes 23 de noviembre, decenas de familias fueron protagonistas de un suceso que muchos no van a poder superar con facilidad y donde, incluso, pensaron que perderían sus vidas. Ese día corrieron, gritaron y lloraron al ver sus viviendas hundirse y deslizarse hacia precipicios, cuentan los afectados.

LOS RELATOS

“No he podido superar ese momento que viví (…) aún estoy en shock”, relata Ana Ford de Yerena, cuya vivienda, ubicada en el proyecto Nuevo Arco Iris en Colón, sucumbió, junto a otras 12, tras las lluvias que azotaron la costa atlántica.

“Ese día fue horrible porque vi cómo las casas se iban deslizando”, narra. “Fue algo que no quisiera que ningún otro panameño pasara lo que yo pasé”, agrega. Para Javier Ortega, quien fue testigo de este hecho, lo que sucedió es una tristeza. “Uno estaba contento de vivir en una barriada y se da este hecho”, señala Ortega.

Según relata, ese día de la tragedia se preparaba para partir hacia su trabajo cuando un vecino le pidió que subsanara una rajadura en su vivienda. Luego, al regresar de sus labores, vio de pronto cómo otras viviendas “iban bajando la loma”. “Todo el mundo en silencio, impactados… fue algo grande, tan doloroso y triste”, señala a Prensa.com.

LO QUE DICEN LAS AUTORIDADES

Las versiones que manejan las autoridades indican que lo que ocasionó el hundimiento de las casas fue la gran cantidad de agua que cayó sobre el terreno que provocó que éste cediera.

Pablo Tuñón, director general del Cuerpo de Bomberos de Panamá, asegura que una corriente subterránea que erosionó la tierra poco a poco fue la causante del desastre.

A pesar de la versión de las autoridades, Ortega estima que “si se hubiese construido un muro de contención que soportara el relleno donde fueron construidas las viviendas, no hubiese sucedido tal tragedia”.

Felipe Cabeza, coordinador del Frente Amplio por Colón, comparte esta misma opinión de Ortega. Cabeza asegura que si bien es cierto que el proyecto de Nuevo Arco Iris viene de administraciones anteriores, el gobierno actual fue el que completó y entregó la obra. Precisó que faltaron las inspecciones requeridas.

LAS VÍCTIMAS

Las lluvias han causado estragos en viviendas, pero también ha cobrado la vida de tres personas durante los últimos días. Carlos Biergos, de 48 años, se ahogó en Quebrada Ancha, Colón.

También este jueves aún sigue la búsqueda de dos rescatistas de la Cruz Roja Panameña (Jorge Alemán y Fernando Johnson), desaparecidos desde el pasado domingo en la tarde cuando fueron sepultados por un alud de tierra en la Curva del Cebo. Alemán y Johnson fueron a ese sector para atender el reporte de un taxista que indicaba que la carretera Transístmica se estaba rajando.

Al respecto, Cabeza detalla que maneja información de que una empresa en Quebrada Ancha –la cual no detalló– dragaba material, lo que supuestamente pudo haber provocado el deslave de la carretera.

LOS DISTURBIOS EN RECHAZO A LA LEY 72

La tragedia para Leisvin Antonio Castro ha sido doble. En octubre pasado perdió a su esposa durante los disturbios en rechazo a la Ley 72. Ahora, en en las recientes inundaciones, perdió todo lo que tenía en casa. Su esposa Yamileth Navarro, quien laboraba en la Zona Libre de Colón, recibió un disparo el 23 de octubre, en momentos en que salía del trabajo hacia su casa.

Ese mismo día, Jim Dixon Andreve, de 29 años murió por impacto de bala en el tórax en calle 10, avenida Bolívar. Pero la primera víctima fatal se dio el viernes 19 de octubre. Josué Patricio Bethancourt Vega, de nueve años, recibió una bala en medio de los enfrentamientos entre manifestantes y la Policía Nacional.

Leisvin Antonio Castro asegura que, tras un mes y siete días de la muerte de su esposa, hasta la fecha no ha recibido ayuda de ningún tipo por parte del Gobierno. También critica la aparente suspensión del diálogo por Colón, que se instaló el pasado 7 de noviembre, que también dejó decenas de heridos en la costa atlántica.

¿Cómo describe la situación de octubre pasado? “Yo me atrevo a compararla con la invasión, hubo saqueos, balaceras y muertos”, contesta Castro, al tiempo que recuerda que algunos perdieron un hijo, familiares y él, a su esposa.

Además, considera que hubo un gran abuso por parte de la Policía Nacional durante las protestas. “Nos trajeron a miembros del Servicio Nacional de Fronteras como si los colonenses fuéramos guerrilleros”, sostiene.

El Gobierno mantiene un diálogo con el Frente Amplio por Colón. En estas conversaciones se han analizado las propuestas de los dirigentes colonenses. El tema de remodelación del alcantarillado, la construcción de viviendas y la mejora en el suministro de agua potable son parte de la agenda, así como las indemnizaciones a los afectados por los disturbios, entre otros.

El hecho comprobable es que los colonenses han recibido duros golpes este año: azotados en octubre por una ola de violencia, que dejó muertos y heridos, así como pérdidas millonarias y perjudicados, ahora en noviembre, por inundaciones que han causado estragos en esta provincia.

'CREEMOS QUE DIOS NO ESTÁ AQUÍ'

Los empresarios de la provincia de Colón también han sufrido un duro golpe. José Ortega Hidalgo, gerente de la empresa de venta de materiales eléctricos Dingo, incluso ha llegado a pensar que Dios no está en Colón.

La empresa Dingo fue víctima de saqueos cuatro veces. “Perdimos gran cantidad de mercancía, el primer día de las protestas, una turba de personas entró al negocio y tumbó la puerta”.

“Me parece increíble, creemos que Dios no está aquí, cómo puede haber gente tan inhumana tan insensible ante momentos difíciles”, comenta Hidalgo al tiempo que recuerda que estas personas “saquearon todo y entraron como pirañas”.

Así las cosas, Hidalgo hace un llamado al Gobierno para que retome el control de la ciudad, porque –según él– los comerciantes se sienten desamparados. “El comercio mantiene en movimiento a la economía, brindamos trabajo, damos servicio a la comunidad… también somos importantes porque aportamos al Gobierno local a través de impuestos”, remarca el empresario.

Además, Hidalgo cuestiona el desarrollo no planificado que –a su criterio– ha sido un factor detonante para que se registren las recientes inundaciones en algunos sectores de Colón.


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